Maria Fernandez

Un día martes, 4 de marzo del año 1924, en el pueblo de Jagua, provincia Santiago, República Dominicana, nació una niña a quien muy apropiadamente nombraron María Jenerosa Valerio.

"María," es reconocido como el nombre de nuestra Señora Madre de Jesús, y significa "amada." El nombre "Jenerosa" se define por sí mismo y mejor nombre no le tocaba porque dedicó su vida entera al servicio de los demás.

Siendo hija mayor de su casa, María cuidó de sus hermanos desde muy temprana edad. De pocos recursos, sus padres vivían humildemente. María nunca fue a la escuela ni obtuvo una educación formal. Aun así, fué enfermera, costurera, cocinera, una proveedora astuta, y tantas cosas más para aquellos que la necesitaban. Su vida esta llena de personas quienes pueden atestar a las enseñanzas que ella sembró en ellos.

Como todas las apropriadas coincidencias que Dios le otorgó, cuando llegó a la edad de matrimonio, nuestra María se casó con un hombre llamado "José." José Merced Fernandez.

El matrimonio de María y José perduró 65 años, hasta que José regresó al cielo en el 2016. Juntos producieron una familia de 9 hijos llamados

Juan Rene, Alejo Antonio (que en paz descanse), Mercedes, Elena, Teresita Lourdes, Bernardo Antonio, Martina del Carmen, Olga Milagros, y el mas joven, José Adriano, a quien de cariño le apodaron "Chelo."

Despues de producir a estos hijos, nacieron nietos y bisnietos, generaciones de familia que fueron destinarios del amor, la sabiduría, el humor, y la bondad de nuestra matriarca. María nos conocía no solo por nuestras apariencias, sino tambien por cada uno de nuestro corazones. Siempre nos quiso tal como somos.

Ademas de sus hijos biológicos, María se encargó de criar muchos sobrinos y nietos atravez de los año. A sobrinos como Evelio, Freddy, Raul, Wilton, y Onyx los quiso como si fueran suyos. Pequeños como Melina, Estefany, y Ravel, entre otros, crecieron en su brazos y fueron su hijos también. Se puede decir que cualquier persona que llegaba a su puerta, era bien recibido, con alojamiento, comida, y sobre todo, amor.

Los esfuerzos de María han dado fruto a gente buena y servicial quienes trabajan en escuelas y oficinas, que son enfermeras, abogados, dentistas, ingenieros, policías, amas de casa, trabajadores sociales, técnicos, artistas, empresarios, escritores, y mucho más.

En sus cien años de vida, María Jenerosa siempre fué devota de Nuestra Madre Santísima. Desde niña se consagró a su servicio, participando fielmente no solo en la iglesia pero tambien en un sinnúmero de hermandades católicas, entre ellas las Hijas de María. Todos los que crecimos bajo su techo somos testigos de su dedicación a no solo aprender la palabra de Dios, sino vivirla con su ejemplo.

La que nunca fue a la escuela, leía la Biblia con fervor, atendía las misas con dedicacion, y se levantaba con el sol a rezar el Santo Rosario.

La que nació pobre y pasando penas, le quito el hambre a un sinnúmero de familiares, amistades, y estraños.

La que nunca estudió medicina, supo cuidar de los enfermos y dar aliento a los quebrantados.

La que no tenía con qué, siempre encontraba como cuidar a los que acudian a ella, con amor y abundancia.

Y por eso nos consideramos inmensamente bendecidos por tener a nuestra amada generosa como ejemplo y tronco de esta familia.

Eternas gracias a Mamá María Jenerosa por sus sacrificios, sus enseñanzas, y el amor tan grande de esta familia que no existiera sin ella.

[ENGLISH]

On Tuesday, March 4th, 1924, in the small town of Jagua, province of Santiago, in the Dominican Republic, a little girl was born who was aptly named María Jenerosa Valerio.

"María," most recognized as the name of the Sacred Mother of Jesus, also has the definition of "beloved." The name "Jenerosa," or "generous," defines itself, and there's no more appropriate name for this woman who spent her life in service of others.

Being the eldest girl in her home, she took care of her siblings from a young age. Along with her humble family, she grew up in poverty. María never attended school or got a formal education. Even so, she was a nurse, a seamstress, a cook, an astute provider, and so much more for those who needed her. Her life was filled with those who can attest to the teachings she instilled in so many.

Like all the perfect coincidences God presented in her life, when she reached the age of marriage, María wed José. José Merced Fernandez.

Their marriage lasted 65 years, until José returned to Heaven in 2016. Together, they formed a family of 9 children, whose names are Juan Rene, Alejo Antonio (que en paz descanse), Mercedes, Elena, Teresita Lourdes, Bernardo, Martina del Carmen, Olga Milagros, and the youngest, José Adriano, lovingly nicknamed "Chelo."

Following these kids, grandchildren and great grandchildren were born, generations of family that would be the recipients of the love, knowledge, humor, and kindness of our matriarch. She saw each of us individually far beyond outward appearances, but she knew each of our hearts and loved us fully.

In addition to her biological children, María took care of many nieces, nephews, and grandkids through the years. Her nephews Evelio, Freddy, Raul, Wilton, and Onyx were like sons to her. Little ones like Melina, Estefany, and Ravel, among others, were raised in her arms and grew to be like her own children as well. One could say that whoever came to her door was well received, with food, shelter, and love.

María's efforts gave fruit to good, helpful people, who work in schools and offices, who became nurses, lawyers, dentists, engineers, police officers, homemakers, social workers, technicians, writers, artists, business owners and more.

In her hundred years of life, María Jenerosa was always a fervent follower of our Sacred Mother. From childhood, she was consecrated to her service, faithfully participating not just in mass, but in countless Catholic sisterhoods, among them, the Daughters of Mary. All who were raised under her roof are witnesses of her faith and dedication, not only to learn the word of God, but to live it with intent and action.

She who never went to school would avidly read the Bible, consistently attended mass, and would wake with the sun to pray the Rosary.

The girl born into the struggle of poverty, was able to take hunger from countless family members, friends, and strangers.

She never studied medicine but knew how to care for the sick and alleviate those in pain.

She who came from nothing, always found a way to aid those who sought her help, with love and abundance.

And that's why we consider ourselves incredibly blessed, for having this beloved, generous woman as our example and the root of our family.

Eternal thanks to our Mamá María for her sacrifices, her teachings, and the immense love of this family that wouldn't exist without her.